Le Cinéma de Raoul Ruiz
La Recta provincia
long métrage et serie télévisée de 4 épisodes fiction Chili (2007)
Date de sortie : août 2007 sur TVN
Réalisé par : Raoul Ruiz
Avec : Bélgica Castro, Ignacio Aguero, Ángel Parra (padre), Javiera Parra, Chamila Rodríguez, El Tigre Aguilar, Lía Celeste, Arturo Rosel, Mario Miller, Francisco Reyes, Alejandro Trejo, Carlos Flores, Ernesto Malbrán, Pablo Schuars, Macarena Teke, Loren Prieto, Carolina Cuturrufo, Maca Silva, Paz Martínez, Elvis Fuentes, Sebastián Layseca, Alejandro Sieveking...
Synopsis : La Recta Provincia évoque une province de Chiloé, la plus grande île d'Amérique du sud, où Raoul Ruiz enfant passait ses vacances en famille. Dans cette région où se concentre la moitié des histoires du Chili, entre folklore et mythe, existe aussi une organisation secrète conduite par des sorciers. Cette sorte de secte se nomme également Recta Provincia.
Premiere oeuvre de Ruiz entièrement financée par la télévision chilienne, Recta Provincia a été suivie en 2007 par un large public.
Scénario : Raoul Ruiz
Montage : Valeria Sarmiento
Production : TVN - Télévision chilienne
Directeur de la production : Christián Aspeé
Image : Inti Briones
Image : Inti Briones
Son : Felipe Savala
Musique : Jorge Arriagada et Angel Parra
1er assistant : Christián Aspeé
Costumes : Lola Cabezaz
Distribution : TVN
Prix, Festivals : Festival de Rome 2007 (rétrospective de 46 films de Raoul Ruiz), et prix pour l'ensemble de son oeuvre.
Propos de Raoul Ruiz recueillis lors de la présentation de Recta Provincia au Chili (8 août 2007)
http://digresivo.blogspot.com/ 9 août 2007
Pablo Rumel Espinoza
Je voulais aborder théoriquement le folklore. (...) Je crois que les folklores sont des ruines, quelque chose qui a existé d'une manière plus complète, dont des éléments persistent, comme une ville qui a été détruite et dont certains aspects demeurent : un mur, une muraille, et on peut à partir de ces fragments construire d'autres choses. Grâce aux contes folkloriques on peut reconstruire de nombreux aspects du Moyen-âge qui ont été oubliés. Mais il se produit aussi un phénomène important : dans le folklore se confondent des éléments de cultures différentes ou ennemies, qui peuvent alors se rencontrer.
Raoul Ruiz
Mon intérêt pour le folklore vient de mon enfance. J'ai eu la chance d'avoir des grands parents conteurs. Là-bas j'étais enfant, mais en grandissant, au cours de mes lectures, je me suis aperçu que ces contes se retrouvaient dans beaucoup d'endroits, en Europe, dans des pays Arabes et en Espagne. Et curieusement en Allemagne et dans les pays nordiques. Ce fut une surprise pour moi de retrouver ces histoires, avec de légères variations, dans un contexte si différent de la réalité chilienne. Je crois que les contes apparaissent simultanément dans beaucoup de lieux différents, créant une base archétypique de l'humanité.
Je voulais aborder théoriquement le folklore. (...) Je crois que les folklores sont des ruines, quelque chose qui a existé d'une manière plus complète, dont des éléments persistent, comme une ville qui a été détruite et dont certains aspects demeurent : un mur, une muraille, et on peut à partir de ces fragments construire d'autres choses. Grâce aux contes folkloriques on peut reconstruire de nombreux aspects du Moyen-âge qui ont été oubliés. Mais il se produit aussi un phénomène important : dans le folklore se confondent des éléments de cultures différentes ou ennemies, qui peuvent alors se rencontrer.
Raoul Ruiz
lire la suite sur http://digresivo.blogspot.com/
Raúl Ruiz La Recta Provincia y la invención de Chile
Escaner Cultural, Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 98, Santiago octobre 2007
Adolfo Vásquez Rocca (*)
Reproduit dans lecinemaderaoulruiz.com avec l'aimable autorisation de l'auteur
Así comienzan las historias de la serie “La recta provincia” [de Raúl Ruiz] que ponen ante nuestros ojos personajes muy familiares, giros y modismos del Chile profundo, pero todo desde una extrañeza radical, que nos hace volver a los “días de campo” como extranjeros, como extraterrestres que por primera vez vieran y oyeran caer una gotera, hablar al diablo y se solazaran con viejas historias contadas por el viento arremolinado, desenterradas de cuentos y mitos campesinos, relatos de viejas castas de demonios que se arrimaron por estas tierras en tiempos de pillaje y muertes cruentas de conquistadores e indios belicosos que dieron lugar a ríos de sangre mística entre el Biobío y el Toltén.
La historia arranca cuando una madre y su hijo descubren un hueso que se puede tocar como flauta y que al hacerlo, pide que reconstruyan su cuerpo.
Este es Chile. Es la recta provincia, donde todos cojeamos.
Se dicen dos cosas en “La Recta provincia”: por estos lados se llega a viejo y todos somos un invento. Son dos razones para que Raúl Ruiz, poco a poco, vuelva al lugar del que nunca se ha ido, al país de nunca jamas, donde todos somos parte de un cuento, un cuento chueco, oblicuo. Este es Chile. Es la recta provincia, donde todos cojeamos, asegura un diablo. La realidad, en consecuencia, es obtusa y ladeada. Un lugar donde muertos y vivos comparten, donde los poetas de los lares conocen el secreto para hablar con los muertos, un territorio donde lo único perfecto son largos planos de montaña, bosque y cielo azulado, esto es lo que Ruiz ha querido descifrar en sus rapsodias de Chile, una identidad nacional en permanente fuga, imprecisa como su filmografía, dispersa en más de 95 películas. Las que si se ven con paciencia, se encuentra la verdad de Chile y el nombre de Chile, que es el nombre del invento.
Los cuentos chilenos tienen -según Ruiz- ecos de todos lugares, versiones equivalentes en Europa, los países árabes y nórdicos; son las ruinas que quedan de ciudades y culturas antiguas y que de esta forma se pueden reconstruir, mediante este género que Ruiz define como “ecos” o permutaciones, una operación poética que consiste en recopilar un cuento ancestral nórdico o vikingo y filmarlo -levemente contextualizado- en Chile.
Ecos de Shangai a Santiago, patronato puede ser un mercado de Corea, todos mezclados en un zapato chino, como el saber de Ruiz que es un conocimiento fracturado, universal y alucinante: habla de matemáticos, lingüistas o filósofos de todos los siglos, conoce la minucia y las anécdotas. Y si lo cuenta es porque sólo confía en la historia oral, que es la única que cambia, muda y se modifica en el tiempo: como sus películas, como él, como Chile.
Es que Raúl Ruiz es un narrador extraterrestre, que nos cuenta el mismo cuento de siempre, pero desde otro lugar, bañándolo con la luz auroral que sólo los grandes poetas pueden poner sobre las cosas. Todo en esta serie es muy chileno, pero a la vez muy extraño. Es que Chile es extraño. Ruiz es nuestro Homero, y la musa a la que invoca es la Mnemosyne “chilensis”, el recuerdo de las historias con que sus abuelos de Mulchén y Chiloé infestaron su memoria virgen de niño de un Chile que ya se fue. Chile de formas, de ademanes, de una precisión y elegancia en el lenguaje extremas. Tierra delicada, ladina, fantasiosa, de seres no contaminados por el apuro. En Chile había tiempo, por eso se cultivaba la religión de la amistad, el arte de la paya, las conversaciones en bares sagrados, en interminables tardes polvorientas. Y eso sólo lo puede narrar alguien poseído por el éxtasis y la ebriedad de la antigua juglería.
Porque el cuento de Chile es el cuento de nunca acabar, y eso lo sabe Ruiz, y todo aquel que ha querido acabarlo en modelos narrativos “europeos” ha terminado por matar la vida que venía de nuestra oralidad y que -salvo los poetas- muy pocos narradores han podido trasvasijar a lo escrito. Para ello Ruiz ha escrito su propia Poética del Cine, inventando teorías sobre el cine, reinventando Chile, deconstruyendo y evocandos mundos inmemoriales.
Como en Días de Campo donde aparece el Chile rural, descrito en los relatos de Federico Gana. El de los latifundistas ociosos y del campesinado laborioso en estos dominios perdidos. Ni realista ni surrealista, sino todo lo contrario -por relativizar las clasificaciones de las que se burla la película-, urbano o rural, actual o de época, lo que no cambia es la polisemia visual y la lógica paraconsistente característico de los mundos de Ruiz. En su presentación de Días de campo, Ruiz ha señalado que una ficción chilena es ’una ficción sin atributos’, una película donde los personajes que pululan en estos universos recreados desde las ficciones de un Chile rememorado y reencontrado son sujetos de asombro y de extrañeza, de muertes y maravillas, donde lo fantástico irrumpe en una cotidianeidad pasmosa en medio de senderos polvorientos que se bifurcan sin conseguir llegar a ninguna parte, como se ve, se trata de acontecimientos ’sin historia’ como la novela de Federico Gana -siempre en camino, pero nunca terminada-, en un aplazamiento constante, como Chile mismo, que es una gran y sola excusa.
De modo que si Días de campo resucita el costumbrismo de la sociedad rural es únicamente para fulminarlo, para hacerlo estallar, para forzar sus reglas hasta un límite insospechado, como cuando sus protagonistas hablan de los inventos que vendrán en el futuro, cuando se oye el sonido de aviones que pasan o cuando una simple gotera adquiere un poder apenas comparable al del destino.
Pese a todo, Raúl Ruiz no quiere saber demasiado. No quiere habitar en los reductos de las certezas muertas. Prefiere habérselas con las las preguntas menores y para eso están los cuentos y sus películas. Pero no las preguntas mayores, porque siempre se corre un riesgo, quedar atrapado por la verdad y los ritos mortuorios del ingreso en el canon de la Cultura mayor. Para Ruiz es preferible disimular la búsqueda, estar lleno de preguntas y no de respuestas, con el eco de mil conversaciones en el Parrón, mientras hace películas, chistes e inventa cuentos. Raúl Ruiz siempre está sonriendo, parece sufrir la Locura de Demócrito: todo le parece divertido. Ruiz juega a alas escondidas con su cine, cultiva la incertidumbre de la imagen y el juego entre la representación y lo que se esconde en la representación. Una persona dice una cosa queriendo decir otra, es el recurso muy chileno de decir una cosa por otra.
A Ruiz pese a todo se le puede encontrar en sus escondites, es cierto que nadie es profeta en su tierra, pero sí puede serlo en su en su bar, tal es el caso del director de cine, escritor y genio residente -de este, el país de nunca jamas, de ese Far West llamado Chile. Ruiz de una filmografía difícil de precisar por su diversidad de registros y lo prolífico de su producción -ya desde el tiempo de la Unidad Popular realizaba filmes polisémicos, de visualidad barroca y de una densidad poco frecuente, para los recursos autorales que uso desde el comienzo, recurso al habla empírica -la frase hecha- que Parra ha sabido detonar en sus artefactos, los actores no profesionales, la improvisación en el guión y la preeminencia del ojo y la imagen sobre el guión; todo ello han hecho destacar su filmografía, compuesta de documentales por encargo, telefilmes para la televisión francesa, producciones autorales de bajo presupuesto, producciones de gran aliento y generoso presupuesto -como El tiempo recobrado, la adaptación de Proust. el clásico francés por antonomasia, llevado a la pantalla grande por el más chileno de nuestros cineastas franceses.
Ruiz, el cineasta más prolífico de nuestro tiempo, aquel cuya filmografía es casi imposible establecer, por lo diversa y multiforme que resulta ser su producción desde hace más de veinte años. Raúl Ruiz, un cineasta que navega entre Lisboa, Rótterdam y Valparaíso”.
Hoy Ruiz acaba de ser distinguido como Maestro de Cine, reconocimiento que recibirá este año en el Festival de Cine de Roma, reservado sólo para pocos directores que hayan llegado a hacer un cine de excepción.
Raúl Ruiz no es una figura reconocida en nuestro país como lo ha sido en Europa. Sus títulos más conocidos -por no decir los únicos- son Tres Tristes Tigres [dedicado al club Cólo - Cólo, de allí que en La Recta Provincia sea un pecado ser de la “U”] y Palomita Blanca [filmada por Ruiz con la sola precaución de no haber leído la novela].
Parece ser que su cine es para una elite, un director de culto, sólo para intelectuales, prácticamente inalcanzable. Sin embargo, TVN transmite actualmente una serie escrita y dirigida por Ruiz llamada “Recta Provincia” (haciendo referencia a los brujos de Chiloé) que narra una historia localizada en el campo de la zona central de Chile, con referencias no sólo a nuestro folclore sino a tradiciones antropológicas ancestrales de todo el mundo y que en su cine reverberan con la majestad de la presencia muda de la cordillera de los Andes como horizonte mítico de nuestro aislamiento, de nuestra condición de isla al fin del mundo, donde proliferan los cuentos de buques fantasmas, de almas en pena, de huesos repartidos en esta extraña patria, en la fértil provincia y señalada, en la región Antártica famosa, de remotas naciones respetada por fuerte, principal y poderosa; donde la gente es tan tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida; sólo ha sido dominada por pequeños periodos bajo regímenes de excepción, el más largo de esos gobiernos es el dominio espiritual de la tierra de los brujos y demonios que en la mitología de Chiloé se ha dado en llamar la recta provincia. Así el relato de Ruiz se eleva de la anécdota local de los mitos fundacionales a los arquetipos universales de la creación del mundo, constituyendo no sólo una cosmovisión sino una cosmogonía y sobre todo un relato mayor sobre los orígenes del mal.
Adolfo Vásquez Rocca PH. D.
[*] Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, Pensamiento contemporáneo y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello, Facultad de Arquitectura, UNAB. Crítico de Arte y Director de Revista Observaciones Filosóficas
http://www.observacionesfilosoficas.net/. Profesor asociado al Grupo Theoria Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado. Editor Asociado de Psikeba, Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Buenos Aires, http://www.psikeba.com.ar Miembro del Consejo Editorial Internacional de la Fundación Ética Mundial de México. Miembro del Consejo Editorial Internacional de 'Cuadernos del Seminario' - Revista del Seminario del Espacio ISSN 0718-4247 Vicerrectoría de Investigación y Estudios Avanzados Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. ISSN 1669-9092 http://www.konvergencias.net/
Raoul Ruiz - The Invention of a Film : La Recta Provincia
L' Université d'Aberdeen 1 mai 2007
Raoul RuizLe professeur Raoul Ruiz rend compte du processus créatif qui l'a amené à la réalisation de son dernier film. Vidéo visible sur le site de L' Université d'Aberdeen.